Estrasburgo es una ciudad cosmopolita francesa conocida por los romanos como Argentoratum, antes de que su nombre pasara a Strateburgum, la ciudad del cruce de caminos. Su papel de cruce de caminos la ha convertido en capital simbólica de la Unión Europea. La ciudad es sede, entre otros organismos, del Parlamento Europeo, el Consejo de Europa y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, encarna el ideal de una Europa unida. No en vano, a lo largo de la historia, esta ciudad ha pasado de manos francesas a alemanas y viceversa en varias ocasiones.
En pleno corazón de esta hermosa localidad alsaciana se encuentra la
catedral de Notre Dame, incluida junto al centro histórico de la ciudad en el Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1988. El templo está consagrado al culto católico de la Virgen María, restablecido desde finales del siglo XVII tras el periodo de culto protestante iniciado en el siglo XVI.
El templo gótico se construyó entre 1176 y 1439. La fachada resulta impresionante, sobre todo cuando se accede desde la calle Mercière. El pórtico central está dedicado a la Pasión de Cristo y está decorado con escenas de los testamentos. La escultura de la Virgen con el Niño del parteluz recuerda la advocación mariana a la que se dedica la catedral. En su interior se conserva uno de los relojes astronómicos más interesantes del mundo.
La catedral está llena de pequeños detalles, gárgolas, diablos y monstruos que hacen las delicias de los más pequeños. En la terraza junto a la torre se pueden ver antiguos grafitis de viajeros de otras épocas.
Junto a la catedral se alza el
Palacio Rohan, que alberga el
Museo de Artes Decorativas, el
Museo de Bellas Artes y el
Museo Arqueológico, uno de los más importantes de Francia por la calidad de sus colecciones.
En el
Museo de Artes Decorativas se pueden ver algunos mecanismos originales del reloj astronómico medieval que precedió al actual.
En 1998 se inauguró el
Museo de Arte Moderno y Contemporáneo que, desde entonces, se ha convertido en un lugar clave de la vida cultural de la ciudad. Además de obras de Monet, Picasso o Kandinsky se puede ver el trabajo de dos artistas locales de prestigio: Hans Arp y Gustave Doré.
Las casas de estilo típicamente alsaciano a las orillas del río, en el barrio de la
Petite France, son otro de los atractivos turísticos de la ciudad. Antigua morada de pescadores, molineros y curtidores, constituye todo un remanso de paz en pleno centro urbano.
Entre las casas antiguas destaca la
Maison Kammerzell, que se remonta al año 1427 y domina la plaza de la Catedral. Es una de las edificaciones civiles medievales más ornamentada y mejor conservada de la arquitectura gótica tardía
También junto a la Catedral encontramos el
Monumento a los Canteros.
Después de la Catedral, la iglesia más grande de la ciudad es la
Iglesia de Santo Tomás, construida entre los siglos XII y XV y, desde 1549 de credo luterano.
En la
Place Gutenberg encontramos el monumento al inventor de la imprenta.
La
Place Kleber es otra de las zonas comerciales de la ciudad.
Tras la derrota de Francia en la guerra de 1870, los alemanes amplían la ciudad dando lugar al
Barrio Imperial, una lujosa zona de grandes avenidas arboladas y edificios emblemáticos que serán sede de ministerios, la biblioteca y la universidad.
La
iglesia de San Pablo destaca en la confluencia de los ríos Ill y Aar.
Junto al edificio de la Universidad encontramos el
Observatorio Astronómico, una institución prestigiosa que alberga un telescopio refractor que fue uno de los mayores del mundo en su época.
La
Presa Vauban o Gran Esclusa permitía inundar el sur de la ciudad en caso de necesidad. Data de 1690 según los planos del ingeniero militar Vauban. Desde la parte superior se disfruta de unas magníficas vistas de la ciudad.
Al lado de la presa encontramos los
Puentes Cubiertos dominados por cuatro torres del siglo XIV, vestigio de las antiguas murallas.
Desde el
Museo Histórico hay un bonito paseo junto al río que pasa por debajo de varios puentes.
Una de las características de Estrasburgo y, por ende, de Alsacia son los
Winstub, locales donde se bebe vino y se degustan los platos típicos de la gastronomía alsaciana entre los que sobresalen el foie gras y el chucrut con salchichas. También cabe destacar los
pretzels y la tarta tradicional
Kugelhof.
Los barcos turísticos que realizan un recorrido por el Ill llegan hasta el barrio de las instituciones europeas, se pueden ver desde el agua el
Parlamento Europeo, el
Tribunal Europeo de los Derechos Humanos y el
Consejo de Europa.