Colmar se alza sobre la ciudad romana de Columbarium y aparece mencionada por primera vez en el año 823. En 1353, Colmar formó parte de la Decapolis, la unión de diez ciudades alsacianas asociadas para defender sus privilegios.
Aunque buena parte de la ciudad se ha reconstruido por completo tras la devastación de la primera y segunda guerras mundiales, el casco histórico de la
Vieille Ville es una joya con sus callejuelas estrechas con casas renacentistas con vigas de madera en las fachadas.
La
Koïfhus alberga el edificio del siglo XV de la Antigua Aduana.
La
Rue des Marchands, conduce a la famosa
casa Pfister, un edificio del siglo XVI decorado con frescos y medallones y un vistoso balcón tallado en madera.
La casa de las cabezas,
Kopfhaus, es otro magnífico ejemplo de la arquitectura del Renacimiento alemán. La casa data de 1609 y está coronada por la figura de un tonelero hecha por Bartholdi.
El
Museo Bartholdi se encuentra en la casa natal del creador de la emblemática Estatua de la Libertad. El museo guarda la mayor colección de esculturas, dibujos y cuadros del escultor Auguste Bartholdi (1834-1904).
El mayor reclamo turístico de Colmar es el
Museo Unterlinden, instalado en un antiguo convento este museo exhibe el retablo de Issenheim, obra maestra de Matthias Grünewald.
La muestra se completa con una interesante colección de pinturas modernas de Monet, Picasso o Dix, además de objetos arqueológicos y de Artes Decorativas.
En la
Plaza de la Catedral, construida entre 1235 y 1365, alberga vistosos edificios, entre ellos algunos de los más antiguos de la ciudad, así como un antiguo cuartel del siglo XVI.
La
colegiata de San Martín, de estilo gótico, es otro ejemplo característico de este tipo de arte en Alsacia. En la fachada hay algunas esculturas medievales interesantes. Al atardecer, sus piedras de tonos rojizos destacan con la luz del crepúsculo.
La ciudad está repleta de rincones fotogénicos y la mejor forma de encontrarlos es la de pasear sin rumbo fijo. Uno de los más vistosos es el de
La Petite Venise.
La
fuente Bruat, inaugurada en 1864, es otra de las obras de Bartholdi, representa a un héroe de la guerra de Crimea y cuenta con alegorías de los continentes, aunque la fuente actual es una réplica. La original quedó destruida en la guerra, aunque las cabezas originales se conservan en el Museo Bartholdi.
Desde la estación de tren de estilo modernista se puede llegar en poco tiempo a otras ciudades interesantes de la región.