Con casi 70.000 habitantes,
Tromsø es la mayor ciudad del norte de Noruega. También cuenta con la universidad más septentrional del mundo y más bares por cabeza que ninguna otra ciudad del país. A pesar de encontrarse a casi 400 km del Círculo Polar Ártico, su clima es relativamente suave gracias a las corrientes marinas.
La ciudad está situada sobre una isla a la que se accede desde un enorme puente que permite el paso de los barcos y por un complejo sistema de túneles.
Las casitas de madera típicas de los países del norte se mezclan en
Tromsø con edificios de vanguardia.
El edificio más característico de la ciudad es la
Ishavskatedralen (Catedral del Ártico), un templo inspirado en la naturaleza del Ártico. En su interior destaca la vidriera titulada “Retorno de Cristo”.
Además de este templo hay una catedral luterana, la catedral protestante situada más al norte de todo el mundo, que data de 1861.
También hay iglesias de otras confesiones: católicas, metodistas, etc...
Uno de los restaurantes con más encanto es Aunegården AS situado sobre una antigua carnicería del siglo XIX que estuvo en activo hasta 1996. En la pared se pueden ver todavía los ganchos para la carne.
Tromsø ha sido denominada la "Puerta del Ártico", no en vano desde su puerto han salido numerosas expediciones polares. A principios del siglo XX, un viajero también la llamó la “París del Norte”, pero este calificativo le viene grande en mi opinión.
Entre los museos interesantes cabe destacar el
Polaria, cuyo edificio recuerda a bloques de hielo empujados por el Mar Ártico. Polaria consta de un acuario ártico, interesantes exhibiciones culturales, un cine panorámico y una tienda de regalos y souvenirs.
En uno de los acuarios podemos ver a una de las estrellas de estos mares: el apreciado cangrejo rey (
King Crab).
Al lado del museo
Polaria se encuentra el buque
Polstjerna (Estrella Polar), un barco dedicado a la caza de focas que estuvo en activo de 1949 a 1981 y que actualmente acoge una exposición sobre los exploradores polares.
Ningún aficionado a la exploración ártica puede perderse el
Polarmuseet (Museo Polar), un pequeño museo que cuenta la historia de
Roald Amundsen y otros pioneros de la exploración polar.
El edificio del museo fue utilizado como depósito aduanero en la primera mitad del siglo XIX. Las diez salas ofrecen un amplio recorrido por las expediciones polares más importantes.
Junto al museo encontramos un busto del explorador que recuerda su paso por la ciudad.
La
minoría sami se ha abierto espacio en la sociedad, y actualmente hay una guardería sami, con sus características tiendas, y clases de idioma sami en las escuelas. La mayoría de los habitantes sami de
Tromsø proceden de otras comunidades de Laponia.
Otra de las curiosidades de la ciudad es el amplio túnel excavado en la roca Trygg reconvertido en parking. En la ciudad no es posible aparcar libremente y encontrar aparcamiento no suele ser fácil.