La bandera china tiene cinco estrellas, la mayor representa al
Partido Comunista, las cuatro restantes representan a las clases sociales: trabajadores, campesinos, pegueña burguesía y burguesía nacional. Una de las cosas que primero llaman la atención es el aspecto tan capitalista de un país que presume de ser comunista. Las empresas estatales generan un tercio del Producto Interior Bruto (PIB) del país y el partido supervisa la mayoría de las grandes empresas privadas.
La bandera china en la plaza de Tian'anmen
En los carteles que cuelgan de la puerta de
Tian'anmen de
Beijing se puede leer a la izquierda 中央人民政府万岁 "Larga vida a la República Popular de China" y, a la derecha, 世界人民大团结万岁 "Larga vida a la gran unión de los pueblos del mundo".
China es un país de contrastes, junto a rascacielos de los mejores arquitectos del mundo encontramos estampas propias del tercer mundo.
Una avenida de Shanghai
Un día de mercado en Daxu
Conexiones eléctricas en el centro de Shanghai
Otro aspecto que llama la atención es el tráfico caótico y los vehículos de todo tipo que uno encuentra por la carretera.
Motocarro en autovía
Los vehículos a tracción humana, omnipresentes en todo el país
Aunque se ha convertido en uno de los principales destinos turísticos del mundo todavía es difícil comunicarse con los chinos. En la calle no es fácil encontrar a gente que hable inglés, ni siquiera entre los jóvenes, y entender los letreros para extranjeros es todo un ejercicio de criptografía.
¿Lo cualo?
El idioma chino tiene 56.000 caracteres distintos, aunque en el lenguaje común se utilizan alrededor de 5.000
Comer en la calle puede ser toda una aventura y la posibilidad de descubrir platos exóticos; aunque, eso sí, conviene olvidarse de los estándares occidentales de higiene.
Vendedor de pinchitos en Shanghai
Si uno vence su repulsión ante determinados platos se abrirá a un nuevo mundo de sabores.
Licor de serpiente de Guilin, la viagra de los pobres
Fetos de ratones en Daxu
Rana al horno en Guilin
En los tenderetes callejeros se ofrecen multitud de productos exóticos. Además del fétido
durian encontramos
ojos de dragón o
flores de loto.
Puesto de frutas de Guilin
Flores de loto, un aperitivo muy saludable
Los típicos cestos con pértiga son muy habituales
En los supermercados tampoco faltan las sorpresas, estas bolsas contienen 250 gr. de hormigas. Son un aperitivo muy apreciado para tomar con vino y aseguran que tienen propiedades medicinales.
En China no se llevan las aceitunas
Aunque desde la fundación en 1949 de la
República Popular China el país es oficialmente ateo, millones de chinos practican cultos de diferente tipo. El grupo más numeroso está formado por los budistas, seguido por taoístas, confucionistas, seguidores de la religión tradicional china. Hay núcleos de musulmanes en
Xi'an y en la provincia de
Xinjiang
Rezando en un templo budista de Shanghai
Chino musulmán de Xi'an
Los chinos hacen una gran vida social en la calle, a primera hora de la mañana los parques se llenan de gente que practica el tai chi y otras técnicas ancestrales. Hay muchos comportamientos que nos resultan chocantes a los occidentales por ejemplo la costumbre tan habitual que tienen de escupir en el suelo o de remangarse la camisa hasta las axilas cuando hace calor.
Tai Chi en Shanghai
Lavando la ropa en Suzhou
Una tarde calurosa en Yangshuo
También resulta llamativo el afán de las chinas para evitar el sol. Se considera que estar moreno es propio de campesinos, para evitarlo utilizan una especie de manguitos cuando salen a la calle.
Cuidado con el sol
Una de las cosas que más me ha sorprendido de China es la simpatía de la gente, según me contaban los guías las comunidades chinas que hay en España son muy cerradas, están muy centrados en el trabajo y en pagar las deudas contraídas; pero en China son mucho más naturales y comunicativos. Mucha gente te pide hacerse una foto contigo, a pesar de ser el país más turístico del mundo los occidentales seguimos siendo exóticos.
Paisaje en el río Lijiang
Dos niñas en Beijing