En el extremo sureste de Italia, en el
tacón de la bota, se encuentra la región de
Apulia. Una zona alejada de los destinos turísticos más conocidos del país pero que esconde tesoros como
Alberobello, ciudad famosa por sus barrios de construcciones típicas, los
trulli, incluido en la
Lista del Patrimonio de la Humanidad de la
UNESCO.
Los orígenes de la ciudad se remontan a la segunda mitad del siglo XVI cuando, siendo un pequeño feudo bajo el dominio de los
Acquaviva, condes de Conversano, comenzó a poblarse de campesinos que deseaban cosechar la selva (así llamada) fértil. Los condes autorizaron a los colonos para que construyeran sus casas a la piedra seca, esto es, sin cemento, para poder ser derruidas en caso de inspección regia. Esto se debía a la
prammatica de baronibus, norma existente en el
Reino de Nápoles desde el siglo XV, en cuya virtud el nacimiento de una aglomeración urbana exigía el pago del tributo; con la astuta propuesta se evitaba el impuesto. Así pudieron construir estas casas que podían configurarse como construcciones precarias, de fácil demolición: con sólo retirar una piedra maestra del tejado, todo el edificio se venía abajo.
Sea como fuere, en ninguna ciudad se conservan este tipo de construcciones tradicionales como en
Alberobello.
Otra característica de los
trulli son los símbolos de carácter mágico que decoran muchos de los tejados.
En el
Trullo Sovrano es posible hacerse una idea de cómo era la vida en la vivienda de una familia acomodada. Hecho construir por la familia Perta en la mitad del siglo XVIII, este edificio de dos plantas se ha convertido en museo y es posible visitar el interior, arreglado conforme el gusto de la época, reconstruido gracias a los testimonios de los más ancianos habitantes de la localidad.
Por lo general, los
trulli sólo tienen una habitación, pero en este caso la vivienda está formada por varias habitaciones dispuestas en dos plantas.
La iglesia del barrio, dedicada a San Antonio de Padua, también tiene reproduce el aspecto típico de estas construcciones. Fue edificada entre 1926 y 1927 sobre un terreno donado por una ciudadana de
Alberobello a los sacerdotes guanellianos. La cúpula tiene forma de
trullo y se integra perfectamente con los edificios que la rodean.
La
Basilica minore dei Santi Medici de Alberobello es obra del arquitecto
Antonio Curri, autor también del curioso cementerio con forma de templo egipcio.
Muy cerca de
Alberobello se encuentra la localidad de
Putignano, donde se celebran los carnavales más famosos del sur de Italia.
En
Castellana se pueden visitar las cuevas, descubiertas en 1938 por el espeleólogo
Franco Anelli. La entrada se encontraba en medio de un olivar y el agujero era considerado entre los supersticiosos como una entrada al infierno.
El conjunto de cuevas está considerado uno de los más hermosos de Italia. La sala final muestra unas formaciones calizas de un blanco inmaculado.
La visita se completa con un pequeño museo de espeleología donde se explican los tipos de formaciones visibles en los alrededores.
Otra localidad cercana a
Alberobello es
Locorotondo, un pueblo de casas encaladas que recuerda a algunos pueblos andaluces.
La iglesia de la
Madonna della Greca es una de las más antiguas de la ciudad y conserva algunas obras de arte en el interior que justifican la visita.
Más fotos de
trulli en
El beso en la Luna.
Con información de
Wikipedia.