Cagliari es la capital de la región autónoma italiana de
Cerdeña. La ciudad se construyó sobre siete colinas y data de la época de los fenicios y los púnicos.
Entre las ruinas romanas destaca su anfiteatro del siglo II d.C. que en la actualidad sigue utilizándose para su función original. A los graderíos, que tenían cabida para 10.000 espectadores, se accedía desde distintas puertas divididas por clases sociales.
Una escalinata conduce al
Bastión San Remy, construido a principios del siglo XX sobre los antiguos baluartes españoles.
La catedral, dedicada a Santa María, data del siglo XIII y el interior está decorado en mármoles polícromos taraceados.
Entre los templos de la ciudad destaca el santuario de
Nuestra Señora de Bonaria. Se cuenta que en 1370, un barco de vela zarpado desde España fue sorprendido por una tormenta cerca del puerto de Cagliari, para evitar el hundimiento el capitán mandó tirar por la borda todo lo que hubiera en la bodega, los marineros lanzaron al mar una pesadísima caja que para sorpresa de todos no se hundió. En su interior encontraron la estatua de la Virgen que se venera en la basílica.
La iglesia de
Santa Eulalia, dedicada a la patrona de Barcelona, data de la segunda mitad del siglo XIV y es de estilo gótico-catalán.
Otro templo interesante es la
Chiesa di San Michele, en la entrada podemos ver el púlpito de
Carlos V, que recuerda el paso por
Cagliari del emperador español cuando su armada iba camino de
Túnez
El patrón de la ciudad es
San Efisio. En su iglesia, ubicada en una gruta donde la tradición cuenta que se encontraba la cárcel donde el santo esperó la decapitación, se conserva la talla que se procesiona cada primero de mayo.
La ciudad ha pasado por manos de distintos ocupantes y hay huellas de todas las épocas. De la dominación pisana (s. XIII) se conservan dos torres, la del elefante y la de
San Pancrazio.
El palacio del
Municipio di Cagliari, de estilo modernista, exhibe las heridas de los bombardeos de la segunda guerra mundial.
Enfrente se encuentran los muelles del puerto, atestados de embarcaciones de recreo y cruceros de turistas.
El
Museo Arqueológico Nacional es visita obligada para conocer el atribulado pasado de la isla y el mejor lugar para acercarse a la civilización nurágica.
Cagliari presume de tener una de las mayores playas de Italia, la
playa del Poetto. A la izquierda se puede ver la
Silla del diablo, llamada así porque según asegura la leyenda el propio Lucifer grabó aquí el perfil de su silla cuando fue expulsado del paraíso.
La plaza Yenné es el centro neurálgico de la ciudad, en su concurrido parque se dan cita los jóvenes los sábados por la noche.
No faltan rincones fotogénicos en la ciudad, basta dar un paseo por estas calles centenarias para encontrarse con estampas de postal.
La bandera de
Cerdeña está formada por la cruz de San Jorge y las cabezas de cuatro reyes moros vencidos por
Pedro I de Aragón en la
Batalla de Alcoraz. Con la entrada en la Unión Europea se cambió la representación de las cuatro cabezas que antes tenían los ojos vendados por la imagen actual con vendas en la frente, sin duda más políticamente correcta.
El
Mercado de San Benedetto es uno de los mejores lugares para conocer el carácter local. Los pescaderos venden su mercancías a voz en grito y los puestos son toda una tentación para el paladar.
La gastronomía sarda es uno de los principales atractivos de la ciudad. El restaurante
Ammentos es toda una experiencia. Los aperitivos incluyen el queso de oveja, las verduras a la parrilla y los embutidos locales, todo ello sobre
pan carasau.
Otro plato típico son los
spaghetti alla bottarga, aderezados con unas huevas de pescado en conserva y un chorreón de aceite de oliva.