Marrakech (مراكش), a la que los bereberes llaman tamurt n Akkuc(Tierra de Dios), es una de las ciudades más importantes de Marruecos, tiene más de un millón y medio de habitantes y se encuentra al pie de la cordillera del Atlas.
El centro neurálgico de la ciudad es la plaza de Jemaa el Fna, una de las plazas más concurridas de África y de todo el mundo.
Cada noche la plaza se llena de puestos de comida y a cualquier hora se encuentran los aguadores, encantadores de serpientes, cuentacuentos, adivinos, sacamuelas...una variopinta fauna que le ha valido a la plaza la inclusión en el Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Los músicos gnawa animan con sus ritmos sincopados el ambiente de la plaza. Son herederos de los esclavos que los gobernantes árabes encontraron en diferentes regiones del África occidental con destino a sus ejércitos y a la construcción de ciudades y fortalezas.
El nombre de la plaza Asamblea de los muertos recuerda que en otros tiempos se exhibían aquí clavadas en estacas las cabezas de los criminales ejecutados.
Los primeros en llegar cada mañana son los carros de los vendedores de zumo de naranja.
En este vídeo en time-lapse se puede ver la animación de la plaza.
Otro de los encantos de Marrakech son los zocos. Callejones atestados de tiendecillas en los que se puede comprar casi cualquier cosa.
Están organizados por gremios, algunos son muy pintorescos, por ejemplo el de los tintoreros o el de las especias.
>
Junto a la puerta de Bab Debbagh se encuentran las curtidurías, el barrio donde se curten y tiñen las pieles. La zona tiene un olor nauseabundo que los guías intentan paliar con la máscara bereber, o sea, un puñado de albahaca.
La mezquita de los libreros, la Koutoubia es el símbolo de la ciudad, su alminar se eleva sobre el resto de las mezquitas y es el primer edificio que divisa el viajero.
Cerca de la mezquita se puede ver un mausoleo cuadrado pintado de blanco, se trata de la tumba de Lalla Zohra, la hija de un esclavo de la que se cuenta que se transformaba en paloma todas las noches.
La mezquita de la Koutoubia construyó en el siglo XII, poco después de la fundación de la ciudad, y el arquitecto del alminar también diseñó la Giralda de Sevilla.
La ciudad está repleta de rincones fotogénicos, aunque hay que tener cuidado porque los locales no son muy dados a salir en las fotos y protestan si ven que les apuntas con la cámara. Cuando no protestan hay que tener claro que exigirán una propina.
En las puertas labradas encontramos arabescos o símbolos más antiguos, como esta jamsa o mano de Fátima que en el mundo árabe se utiliza como talismán para protegerse de la desgracia en general y del mal de ojo en particular.
Uno de los edificios más impresionantes de Marrakech es la Madrasa Ben Yussuf, fue erigida en el siglo XIV y cuenta con una rica ornamentación de la época dorada de la arquitectura marroquí.
Alrededor del patio central se encuentran las celdas de los estudiantes. 130 habitaciones diminutas que alojaban hasta 900 musulmanes de todo el mundo árabe y que estuvo en funcionamiento hasta finales de los años cincuenta.
La sala de oraciones tiene una impresionante decoración con una cúpula octogonal de madera y celosías de yeso decoradas con mocárabes.
Un edificio del siglo XIX acoge al Museo de Marrakech, aunque la colección de objetos de artesanía no es demasiado interesante, el patio del palacio es magnífico.
Junto al museo se encuentra la Koubba Ba'Adiyn, una pequeña estructura abovedada rodeada por un jardín. Es el único edificio que se conserva de la época almorávide.
Otro palacio interesante es Dar Si Said que tiene unas estancias con una rica ornamentación y preciosos techos pintados.
Cerca de la mezquita de la Kasbah se encuentran las tumbas sadíes, un mausoleo que alberga 56 tumbas de la dinastía sadí y que data de finales del siglo XVI. La cámara principal, de estilo andaluz, está bellamente decorada.
El palacio Badi tardó 25 años en levantarse, a pesar de haber sido uno de los palacios más imponentes del norte de África en la actualidad sólo quedan las ruinas, custodiadas por cigüeñas. Una vieja creencia bereber asegura que estas aves son seres humanos transformados.
Preciosas fotos.
Me encantan las que habéis hecho a los distintos tipos de personas, creo que refleja muy bien la cultura social de Marruecos, tan cerca pero tan lejos!
Saludos.
Marruecos tiene un encanto muy particular, es como trasladarse en un cuento, me resultó muy curioso por momentos la tecnología, sobre todo de turistas con las calles y lugares detenidos en el tiempo
este reportaje esta muy chido no se a mi me llaman mucho la atencion los arabes no he tenido el gusto de viajar a marruecos por que este tiene un gran encanto pero tengo un amigo arabe asi que el me platica que es muy bonita asi que me quedare con las ganas de ir pero sigue asi y como siempre un muy buen reportaje ya no me quedo con las ganas de ver como es por que con estas fotos es mas que suficiente sobre todo las fotos de muy buena calidad como todas las anteriores
adios¡¡¡¡