En pocas ciudades es tan palpable la huella de civilizaciones pasadas como en
Mérida. La ciudad se asienta sobre un gran yacimiento arqueológico fruto de la ocupación estable de su solar durante más de dos mil años.
En el año 25 c.C. el emperador
Octavio Augusto mandó fundar
Augusta Emerita, para acoger a los soldados jubilados,
emeritii, de las legiones V y X.
El monumento romano más visitado es el conjunto formado por el teatro, anfiteatro y circo incluidos en la lista del
Patrimonio de la Humanidad de la
UNESCO.
En el
Teatro Romano es donde se vuelcan los intereses políticos y donde se refleja claramente el espíritu propagandístico que rige la construcción de este tipo de edificaciones.
Desde 1933 alberga el
Festival de Teatro Clásico de Mérida.
En el
anfiteatro se realizaban juegos de gladiadores y luchas entre animales.
Para conocer más sobre la huella romana, nada mejor que visitar el
Museo Nacional de Arte Romano, obra del arquitecto
Rafael Moneo.
En su interior encontramos importantes piezas como, por ejemplo, el
retrato de Augusto velado, retrato oficial del emperador Augusto representado como sumo pontífice, realizado en mármol de Carrara.
Las huellas romanas son patentes en muchos rincones de la ciudad. En la zona arqueológica de
Morería podemos ver el aspecto general de una calle de época romana.
En la
Casa del Mitreo se conserva un mosaico excepcional.
Otro mosaico sobresaliente, el de la vendimia, lo encontramos en las
Casas del anfiteatro.
En el foro se encontraba el
Templo de Diana, dedicado al culto imperial. En las excavaciones se han encontrado esculturas que representan a miembros de la familia imperial.
La entrada al
foro venía marcada por el
Arco de Trajano, que todavía podemos encontrar en la calle del mismo nombre.
El
Puente romano que cruza el
Guadiana es una construcción de gran valor estratégico. Junto al puente se levantó un dique de contención de agua para proteger a la ciudad de las crecidas del río.
Las murallas de la ciudad son visibles desde varios lugares, especialmente en el entorno de la
Alcazaba
Una de las obras de ingeniería romana más impresionantes de la ciudad es el
Acueducto de los Milagros, que traía agua desde el embalse de
Proserpina.
El otro acueducto de la ciudad, conocido como
Rabo de Buey-San Lázaro, captaba las aguas de manantiales subterráneos.
Uno de los edificios religiosos más queridos de la ciudad es la
Basílica de Santa Eulalia, en cuya parte exterior se puede contemplar el
Hornito de Santa Eulalia, una capilla de origen gótico que se decora en el siglo XVII con elementos decorativos procedentes del templo romano de Marte.
Junto a la
Plaza de España, centro actual de la ciudad, se alza la
Concatedral de Santa María, supuestamente construida sobre la antigua catedral visigoda. Ha sufrido continuas reformas desde el siglo XIII.
Queremos agradecer al personal de la
Consejería de los Jóvenes y del Deporte la recepción y magnífica visita con la que nos obsequiaron.