Con una población en su área metropolitana de unos tres millones de habitantes, Hangzhou (chino: 杭州, pinyin: Hángzhōu) es la capital de la provincia de Zhejiang.
El explorador Marco Polo visitó Hangzhou a finales del siglo XIII y dijo de ella que era “la ciudad más suntuosa y elegante del mundo”.
El Lago del Oeste situado en la parte occidental de la ciudad y rodeado de colinas por tres lados es el principal sitio de interés turístico de la localidad. El poeta Su Dongpo lo comparó con "una joven cuya belleza se ve ensalzada por la elegancia de su vestido".
Las apreciadas plantas de loto cubren amplias zonas del lago.
Las embarcaciones turísticas permiten realizar un recorrido por el interior del lago para disfrutar de una vista privilegiada de las pagodas iluminadas.
Cada hora tiene lugar un espectáculo de luz y sonido que congrega a cientos de personas frente a la fuente cantarina.
En los tórridos veranos chinos la gente sale en masa a la calle. En el lago se pueden ver casi a cualquier hora grupos de aficionados al baile o a la interpretación de música tradicional. En la siguiente imagen podemos ver una orquesta de músicos tradicionales, en primer plano un anciano toca el èr hú, el violín autóctono de dos cuerdas.
El lago sirve también de escenario para algunos espectáculos en los que se combinan el agua, la luz y el sonido. Zhang Yimou presentó un espectáculo con música de Kitaro en el que trescientos bailarines ponen en escena una historia de amor.
En el lago hay varios lugares pintorescos que reclaman una visita.
Entre ellos destaca las tres pagodas de la Luna reflejada en el Lago, forma de calabaza y dos metros de altura. Por la noche encienden velas en su interior y la Luna se refleja multiplicada en el agua. Estas pagodas aparecen también en el billete de 1 yuan.
En el interior del lago encontramos pabellones de descanso y estatuas de personajes ilustres. En el Estanque de la Carpa Roja miles de carpas hacen las delicias de los visitantes.
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La animada calle peatonal Qinghefang Gujie está repleta de casas de té, tiendas de pastas y tenderetes diversos.
No faltan los retratos de Mao o el omnipresente Libro Rojo, traducido a todos los idiomas imaginables, convertidos ahora en reclamo para turistas.
En esta zona se encuentra la principal farmacia tradicional de la región. En China conviven la medicina occidental con la medicina tradicional, que hace uso del supuesto equilibrio del qi, la energía vital que recorre el cuerpo. La farmacia hace también las veces de clínica y funciona desde 1874, cuando Hu Xueyan, un rico mercader de la dinastía Qing, fundó el establecimiento.
La tienda y el laboratorio conservan el estilo tradicional de la época.
Uno de los remedios más apreciados es la seta conocida como Ganoderma lucidum, de la que se pueden ver ejemplares gigantescos.
La propia casa de Hu Xueyan también se puede visitar y nos permite hacernos una idea de cómo vivían un rico mercader decimonónico. Los jardines y los patios están exquisitamente decorados.
En su interior encontramos salones decorados ricamente, el uso de cristal, una rareza en China, nos da idea de lo suntuosa que resultaba la vivienda.
Las cocinas también mantienen el aspecto original inalterado con el paso de los años.
El Templo Lingyin construido en 326 es uno de los templos budistas más conocidos de China.
El salón Mahavira contiene una gran estatua de Sakyamuni (el Buda sentado) recubierta de pan de oro y tallada en madera de alcanfor.
Los principales edificios son restauraciones de construcciones originales de la dinastía Qing.
El templo está enclavado en el Pico Feilai (el pico que voló desde lejos) una zona arbolada con más de 470 estatuas de los siglos X a XIV excavadas en la roca. La más conocida es la estatua de Maitreya, un gran buda barrigón y orejudo que propicia la buena suerte.
A orillas del río Qiantang, famoso porque en él se producen los mayores macareos (mareas que remontan el curso del río) del mundo, con olas de hasta 9 m de altura, se alza la Pagoda de las Seis Armonías.
Macareo del río Qiantang
Se trata de una pagoda octogonal de unos 60 metros de altura que data del año 960. Se utilizaba como faro para los navegantes del río y se suponía que sus poderes eran capaces de detener los macareos.
En el bosquecillo que la rodea podemos encontrar una representación a escala de las principales pagodas del país, así como esculturas, santuarios, campanas rituales (que el visitante puede tañer previo pago) y estelas con inscripciones.
Realmente meravilloso, tuve la ocasión de visitar esos lugares en el año 1972, que aunque el sistema era diferente y las visitas eran menores,las maravillas observadas no pasan y recuerdo eso que decía un habitante de Hangshou, en el cielo un paraíso y en la tierra un hangshou.