Xi'an (chino: 西安, pinyin: Xī'ān), que significa "paz occidental", es la capital de la provincia de Shaanxi en China. Su nombre tiene resonancias casi legendarias, no en vano esta ciudad era el extremo oriental de la mítica Ruta de la Seda.
La ciudad actual fue reconstruida durante la época Ming en el lugar de la antigua Chang'an, capital de las dinastías Sui y Tang. En Chang'an se reunían cortesanos, poetas, monjes, soldados y mercaderes de todo el continente euroasiático.
En el centro de la ciudad se alza la gran torre de la Campana, que originalmente albergaba una campana que se tañía al amanecer.
Su compañera es la cercana torre del Tambor que anunciaba la puesta de sol. Las dos torres son del siglo XIV y fueron reconstruidas en el s. XVIII.
Desde la torre del Tambor se accede al barrio musulmán. Durante siglos estos callejones han servido de morada a la comunidad hui. Las callejuelas del barrio musulmán están llenas de tenderetes de comida.
Una de las especialidades son los cacahuetes picantes, toda una delicia para quien sea capaz de disfrutar de una mezcla al 50% de cacahuetes y guindillas.
También se pueden ver jaulas de grillos y cigarras, unos animales de compañía habituales en China.
La Gran Mezquita es una de las mayores de China. En la ciudad de Xi'an hay otras doce de menor tamaño. Es una mezcla ecléctica de arquitectura china y musulmana. La arquitectura de la mezquita mezcla el estilo chino con detalles que demuestran la influencia extranjera. Rodeada de jardines, tanto la fachada como el interior recuerdan a los templos chinos tradicionales. Sin embargo, la decoración incluye grabados de textos en árabe.
La enorme sala de oración no está abierta a los visitantes. Es frecuente ver a grupos de ancianos orando en dirección a la Meca.
Otro elemento característico de la ciudad es la muralla rectangular de 14 km de perímetro que rodea la ciudad. La muralla data de 1370, tiene una altura de 12 m y 18 m de grosor en la base.
La muralla se construyó entre los años 1374 y 1378 sobre la antigua ciudad prohibida de la dinastía Tang. Con su construcción se quería proteger a la ciudad de los posibles ataques de tribus bárbaras ubicadas al oeste del país.
Con una puerta en cada uno de los puntos cardinales, la entrada principal a la ciudad se realizaba por la puerta sur. Cada una de las puertas consta de tres partes: una parte exterior que servía para defender la ciudad; una parte intermedia que se utilizaba como "trampa" para los posibles atacantes, ya que está compuesta por un pequeño patio en la que los asaltantes se quedarían sin posibilidad de refugio; y una parte interna, utilizada para controlar la ciudad.
La forma más cómoda y divertida de recorrerla por completo es alquilando una bicicleta en la Puerta del Sur.
A la entrada hacen guardia unos soldados ataviados con vistosos trajes de época.
La Pagoda del Gran Ganso o Pagoda de la Oca Mayor se encuentra ubicada al sur de la ciudad. Fue construida durante la dinastía Tang en el año 648. El propósito de su construcción fue el de albergar una serie de escritos budistas que trajo consigo el monje Xuanzang después de un viaje a la India.
En poco tiempo, la pagoda se convirtió en el centro de traducción más importante de textos budistas. Sirvió también para sistematizar las doctrinas budistas en el país ya que, aunque esta religión había penetrado en China seis siglos antes, no existían textos correctamente traducidos de sus doctrinas.
La pagoda original constaba de cinco pisos. Dada la dificultad de encontrar materiales sólidos como la piedra, se construyó con barro, reforzado en algunos puntos con ladrillos. La estructura era demasiado débil y se derrumbó al poco tiempo de su construcción.
Entre los años 701 y 704, la pagoda se reconstruyó por orden del emperador Wu Zetian. Se añadieron cinco pisos más a la torre original. Por desgracia, guerras posteriores dañaron la pagoda y se redujo su tamaño a los siete pisos actuales, con una altura total de 64 metros.
Tiene una forma piramidal y su ascenso se realiza por escaleras de madera. En la antigüedad se inscribían en su interior los nombres de todos aquellos que pasaban los exámenes imperiales que les convertían en oficiales. Esta tradición se mantuvo durante las dinastías Ming y Qing.
Alrededor de la pagoda está situado el Templo de la Gracia Maternal. Construido en el 589, fue reconstruido en el 647 por el emperador Li Zhi. Se construyó en memoria de la emperatriz Wende.
Los monjes recogen con escobas las ofrendas de los fieles.
Pero si por algo es conocida Xi'an internacionalmente es por los guerreros de terracota, ubicados dentro del Mausoleo de Qin Shi Huang. El yacimiento fue descubierto en marzo de 1974 durante unas obras para el abastecimiento de aguas de regadío. Desde el año 1987 está considerado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El ejército consiste en más de 7.000 figuras de guerreros y caballos de terracota a tamaño real, que fueron enterrados con el autoproclamado primer emperador de China, de la dinastía Qin, (Qin Shi Huang) en 210-209 a. C.
Enterrando estas estatuas se creía que el emperador seguiría teniendo tropas bajo su mando. El ejército de terracota fue enterrado en formación de batalla en tres fosos, un kilómetro y medio al este de la tumba del Emperador, que se encuentra 33 km al este de Xi'an. Los tres fosos tienen entre 4 y 8 metros de profundidad. Han sido excavados y se ha construido un museo en las ruinas, llamado Museo del Ejército de Terracota del Primer Emperador Qin.
Cada una de estas figuras tiene rasgos y características diferentes: bigotes, peinados, jóvenes, viejos, rasgos de etnias diferentes... Las cabezas y las manos se moldeaban aparte y luego se añadían a los cuerpos. Los uniformes reflejan también los rangos militares a los que pertenecen. Cada soldado llevaba un arma: arcos, lanzas, espadas... Tras la caída de la dinastía Qin, los campesinos saquearon la tumba y robaron estas armas. Originariamente, las figuras son de colores vivos y brillantes; color que se pierde a las cinco horas de exposición al oxígeno lo que contribuye a su oxidación. Es por esta razón que se está estudiando la técnica que permita mantener estos colores y hasta que se finalice su estudio están paralizadas las excavaciones de otros guerreros.
En la tienda del museo no es difícil encontrarse con el descubridor del yacimiento, ya anciano, que fuma con parsimonia su pipa y dedica con su firma el libro de fotos del museo.
Enhorabuena, Paco, y no sólo por las fotos, la labor de documentación también es soberbia.
¡Ah, qué buenos recuerdos! No hace ni un mes y me parece una eternidad, ¡qué cosas!