A la orilla del río Sarine se levanta
Friburgo, una de las ciudades europeas con mayor casco histórico.
Bajando desde la estación por las calles peatonales Romont y Lausanne se llega a la
Place de l'Hôtel de ville, la plaza del ayuntamiento. En ella podemos ver un árbol que es testigo de un momento épico de la historia local. En 1476 los confederados vencieron en Morat a Carlos el Temerario, un mensajero cubrió corriendo el trayecto entre Morat y Friburgo portando una rama de tilo para anunciar la victoria. Al poco tiempo de llegar a la ciudad y proclamar la buena nueva murió, es de suponer que de agotamiento. En la actualidad el tilo creció a partir de un brote del tilo original, destruido en 1981 en un accidente de tráfico.
El ayuntamiento se levanta sobre el emplazamiento del castillo de los fundadores de la ciudad. La torre del reloj, junto a la Catedral, es uno de los lugares emblemáticos de la ciudad. El edificio, de los siglos XVI y XVII, alberga en la actualidad al consejo legislativo cantonal y al tribunal cantonal.
Siguiendo por el callejón de Épouses, que tiene un curioso letrero que habla de los esposos fieles, se llega a la catedral de
Saint Nicolas, de estilo gótico tardío y con un pórtico dedicado al Juicio Final.
Junto al río se encuentra el pintoresco barrio de
L'Auge con casas de fachadas de estilo gótico y un bonito puente techado de madera, el
puente de Berna, sobre el río Sarine.
Cerca de la catedral se encuentra la iglesia de Nuestra Señora, del siglo XII que tiene un bonito reloj de Sol en la fachada.