La capital de
Irlanda del Norte es tristemente conocida por los violentos enfrentamientos del
Ulster, a pesar de que el proceso de paz ha tranquilizado los ánimos y que la normalidad prácticamente ha vuelto a las calles, todavía se pueden ver los murales de contenido político al oeste de la ciudad, sobre todo en
Falls Road.
La mejor forma de visitar la zona es con los taxis negros, vehículos compartidos que operan en rutas fijas.
El centro de la ciudad viene marcado por el
Ayuntamiento, un edificio neorrenacentista finalizado en 1906. Frente al edificio hay una estatua de la
reina Victoria flanqueada por unas figuras de bronce que representan a la industria textil, a la naval y a la educación.
En un extremo de
High Street se encuentra la torre del reloj del
Albert memorial, una torre inclinada erigida en 1867 en honor del esposo de la
reina Victoria. Frente a ella una moderna fuente exhibe un espectáculo de chorros de agua.
El elegante edificio de la
Custom House, de estilo italiano, da paso al río
Lagan y su presa.
El
Bigfish es la más destacada de las numerosas obras de arte moderno que adornan la orilla del río. Este gigantesco salmón está recubierto de azulejos que relatan la historia de
Belfast.
Está situado junto a la
presa del Lagan, la primera fase del
Laganside Project. Antiguamente el río era una arteria principal de la ciudad, pero con los años se ha ido convirtiendo en una cloaca. La moderna presa ha aliviado tanto la situación que en la actualidad los salmones, anguilas y truchas del mar vuelven ahora a migrar río arriba.