Dublín, capital de
Irlanda es una tranquila, encantadora y campechana ciudad. Hay tantos
pubs que el ambiente parece español. No en vano los irlandeses son los segundos principales consumidores de cerveza del mundo, solo aventajados por los checos.
Uno de los mejores lugares para disfrutar de una pinta de Guinness, la cerveza negra local, es
Temple Bar, una zona de bares a la que cada día acuden cientos de locales y de turistas para disfrutar de esta cerveza.
La
Guinness se fabrica en la fábrica de
St. James' Gate, lugar que se puede visitar tras pagar una entrada que ronda los 15 euros.
El centro universitario de la ciudad está formado por el
Trinity College, fundado en 1592 por la
Reina Isabel I, y es el único colegio constituyente de la
University of Dublin, la universidad más antigua de
Irlanda. Junto al campanario de 30 metros de altura se levanta una estatua de
George Salmon, rector entre 1888 y 1904 que luchó incansablemente para impedir que las mujeres accedieran a la universidad. y cuando ocurrió lo que quería impedir cayó muerto al instante, cumpliendo así aquello de
"tendrán que pasar sobre mi cadáver".
El
castillo de Dublín representa el centro del poder británico en
Irlanda, fue erigido en 1204 por orden del rey
Juan sin Tierra. Es la sede de la presidencia de la República.
Al otro lado del
río Liffey se encuentra
O'Connell Street, una de las arterias principales de la ciudad. Se puede cruzar el río por el puente peatonal
Ha'penny Bridge, así llamado por el peaje de medio penique que se pagaba antiguamente por cruzarlo.
O'Connell St. fue el escenario de la
Insurrección de Pascua de 1916, actualmente acoge la mayor escultura del mundo. La aguja denominada
Spire de 120 metros de altura y que sustituye a una columna dedicada al
almirante Nelson y destruida en un atentado del
IRA en 1966.
La estatua más querida por los dublineses es la de
Molly Malone. Según la leyenda irlandesa, en el viejo
Dublín habitaba la buena de
Molly Malone que iba por esas tortuosas calles pregonando
"¡¡Mejillones y berberechos frescos!!" empujando un carro por la zona portuaria de la urbe de
Dublín. Todos los habitantes del barrio la tenían en gran estima y todos conocían a su familia que se había dedicado a la venta de pescado fresco desde siempre.
Un día
Molly Malone murió de fiebres en plena calle sin que se pudiera hacer nada por ella, una muerte prematura que fue el inicio de la leyenda que ha permanecido en forma de canción tradicional irlandesa en la mente de todos, en cierto modo
Molly Malone no ha sido olvidada por ningún irlandés. Incluso en la calle
Grafton St. de
Dublín,
Molly Malone cuenta con una estatua a su memoria ataviada con su vestido y su carro donde vende berberechos y mejillones frescos. Aún a día de hoy dicen que trescientos años después de su muerte su fantasma se pasea por las calles de
Dublín.
La plaza ajardinada más popular de
Dublín es
St. Stephen's Green, un precioso parque de 9 hectáreas que antaño fue testigo de ejecuciones públicas. Afortunadamente en la actualidad su función es más agradable.
Otro de los atractivos de
Dublín repetido en carteles y postales, son las puertas de sus casas de estilo georgiano.
La
National Gallery acoge una interesante muestra de pintura europea, las principales obras son un
Prendimiento de Cristo de
Caravaggio y un cuadro de
Vermeer.