La
sierra de Tramuntana se extiende en diagonal del suroeste al nordeste de la isla de Mallorca. A pesar de que sus cumbres no superan los 1348 metros, configuran un paisaje de alta montaña por su cercanía al mar. El recorrido desde
Andratx hasta el faro de
Formentor cuenta con algunas de las vistas más hermosas de toda la isla.
Por el camino se pasa por algunos pueblos encantadores, como
Estellencs, un típico pueblo de montaña con casas de piedra parduzca.
Hay varios miradores en la carretera que ofrecen panorámicas espectaculares. Uno de ellos es el mirador de
Ses Ánimes en el que se conserva la antigua torre vigía llamada
Torre del Verger
La primera localidad importante que encontramos es
Valldemossa que ha pasado a la historia por albergar en su famosa
Cartuja a dos huéspedes de excepción,
Frédéric Chopin y su amante, la escritora
George Sand. En la
Cartuja se conserva el piano en el que
Chopin compuso algunas de sus obras. La estancia de la pareja no fue muy agradable por culpa de la hostilidad de los vecinos, todo ello queda reflejado en
Invierno en Mallorca, la obra que
Sand escribió durante aquellos meses.
Aparte de la
Cartuja el pueblo tiene otros muchos rincones interesantes. Entre ellos la casa natal de
Catalina Thomas, llamada
La Beateta, la única santa de las Baleares. Curiosamente todas las casas de
Valldemossa tienen un azulejo que dice "Santa Catalina Thomas pregau per nosaltres".
Siguiendo hacia el noroeste pasamos por
Sóller, su puerto queda algo retirado y está dominado por un bonito faro. Un antiguo tranvía recorre el camino hasta el centro de la ciudad.
Otro pueblo que merece la pena visitar es
Deià donde se estableció el escritor
Robert Graves y que cuenta con casas de color tierra en una escarpada colina.
Siguiendo nuestro camino pasamos por un embalse de montaña, el
Gorg Blau en el que se puede ver una columna talayótica, testigo de que esas tierras se han habitado desde tiempos inmemoriales.
Una de las carreteras más complicadas de la isla conduce al
Torrent de Pareis, la carretera tiene el apropiado nombre de
La Culebra o
Sa Calobra en mallorquín. Pero merece la pena bajar hasta el barranco donde los torrentes gemelos desembocan en el mar. Uno de los paisajes más espectaculares de toda la isla.
El final de la sierra viene marcado por la
Península de Formentor que tiene unas vistas espectaculares y cuya carretera termina en un faro de cúpula plateada desde donde se puede divisar
Menorca si el día es despejado.
En el camino de vuelta pudimos ver la puesta de Sol desde otro mirador, el de
Sa Foradada en el que un curioso capricho geológico pone el punto final a nuestro viaje.