Sopron es una preciosa ciudad medieval húngara situada a los pies de los Alpes, a sólo 60 kilómetros de
Viena.
En su plaza central,
Fö ter destacan una columna de la peste dedicada a la Santísima Trinidad, como es costumbre en Centroeuropa y el edificio del ayuntamiento de 1896.
El símbolo de la ciudad de
Sopron es la Torre vigía. Su base cilíndrica está asentada sobre los restos de la muralla romana y sirvió como torre norte de la ciudad desde el siglo XIII.
La torre adquirió su forma actual, con el balcón barroco y tejado, tras el gran incendio de 1676. Los guardianes de la torre desempeñaban un papel de gran importancia: vigilar el los alrededores indicando por la noche la posición del fuego con linternas y durante el día con banderas de colores. También avisaban cuando se acercaban a la ciudad soldados enemigos.
La torre también es un símbolo de fidelidad de la ciudad. En un referéndum celebrado del 14 de diciembre de 1921,
Sopron y ocho ciudades vecinas expresaron su deseo de seguir formando parte de
Hungría.
Paseando por las callejuelas del centro medieval se encuentran rincones pintorescos a cada paso o magníficas iglesias, como la
San Jorge.
Las entradas de las casas cuentan con recoletos patios.
En la plaza
Széchenyi se encuentra la estatua del conde
István Széchenyi, escritor y reformador húngaro que fundó la
Academia Húngara de Ciencias en 1825 y que dirigió un proyecto para hacer navegable el
Danubio hasta el
Mar Negro. La misma plaza alberga la interesante
iglesia de los Dominicos.
Cerca de
Sopron se encuentra el lago
Fertő (
Neusiedler en alemán), una zona reconocida por la
UNESCO con el distintivo de
Patrimonio de la Humanidad. Toda la zona es afamada por sus vinos y su gastronomía, nosotros pudimos disfrutar de un excelente
gulash acompañado de cerveza
Borsodi.