Con casi 8 millones de habitantes,
Londres es la mayor ciudad de Europa, y tal cantidad de gente procedente de todos los rincones del planeta confieren un carácter único a esta vibrante ciudad. Me ha sorprendido la cantidad de rostros de distinto origen étnico que uno puede llegar a ver por la calle, después de la II guerra mundial, muchos habitantes de los países de la
Commonwealth llegaron a
Londres para trabajar en la construcción de grandes obras, como el aeropuerto de
Heathrow y ahora la tercera generación de emigrantes plenamente integrada otorga este carácter único de fusión a la ciudad.
Uno de los centros de
Londres es
Piccadilly Circus adornada con letreros luminosos desde finales del siglo XIX y presidida por la estatua de Eros (que en realidad no es Eros, sino el ángel de la caridad cristiana). Una bulliciosa plaza circular en la que el alboroto no cesa a ninguna hora del día o de la noche.
Cerca se encuentra otra plaza famosa,
Trafalgar Square en la que destacan el imponente edificio de la
National Gallery, la mayor pinacoteca británica, la iglesia de
St. Martin in the Fields y la estatua de
Nelson montada sobre una columna de 56 metros de altura.
El icono de
Londres es la famosa torre del
Big Ben en las
Houses of Parliament. La impresionante esfera del reloj tiene siete metros de diámetro.
El
Támesis ha sido la arteria de la ciudad durante siglos. En su orilla se encuentra la famosa
Tower of London, el castillo que alberga las joyas de la corona.
Muy cerca de la
Torre de Londres está el
Tower Bridge, un puente levadizo inaugurado en 1894.
Una de las atracciones turísticas de
Londres es el cambio de la guardia. Los granaderos de la reina se acercan diariamente a
Buckingham Palace desfilando desde el cercano cuartel de
St. James.
Buckingham Palace es sólo una de las múltiples residencias reales, en ella se celebran recepciones y banquetes, aunque la reina suele vivir en el
Palacio de Windsor.
En el West End, hay varias zonas con encanto, una de ellas es el
Soho chino, un conglomerado de calles abarrotadas de restaurantes y comercios chinos en los que da la impresión de haber salido de Europa. Escaparates en los que se muestra el pato laqueado o tiendecillas repletas de DVD en chino o de frutas exóticas como el
durian que nunca antes había visto. El
durian es una fruta muy apreciada en
Singapur pero que despide un olor fétido y por ello está prohibido entrar en el transporte público con una bolsa de
durian. Es apreciada por sus supuestas propiedades afrodisíacas.
Otro punto clave de las visitas a
Londres es la zona de negocios de la City con la catedral de
St. Paul. La catedral es uno de los mayores edificios religiosos del mundo y en su interior están enterradas muchas figuras históricas de Inglaterra.
Hay muchos elementos propios de Londres, como los taxis, los vetustos autobuses de dos plantas y las inonfundibles cabinas de teléfono.
Al otro lado del río, en
Greenwich se puede visitar el
Cutty Sark un clipper dedicado al comercio del té capaz de viajar de la lejana China a Londres en tan solo 99 días.
Londres está llena de atractivos, los inmensos parques en los que escapar del bullicio de la ciudad, las pequeñas librerías especializadas, los numerosos restaurantes étnicos y los encantadores
pubs ingleses, pero para mi lo mejor han sido los fabulosos museos de la ciudad, tanto que merecen un artículo específico.